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    ¿Cómo controlarse durante la menopausia?

    Vaya, vaya, vaya. ¿Esta mente tan estupenda ha conseguido esto, o qué? A estas alturas ya entiendes que tu energía, tus sentimientos y tus creencias te mantendrán sana o te harán enfermar de verdad. También sabes que tienes que enfrentarte a tus problemas con los síntomas de la menopausia. Pueden desgastarte, y lo harán, si decides ignorarlos.

    Esté atento

    Estar bien requiere cambio y diligencia. Si te resistes a los cambios que ocurren a tu alrededor, o te resistes al cambio por ti mismo, personalmente, enfermarás. La inmunidad por sí sola puede prácticamente provocar la enfermedad porque estás atascado, y este patrón psicológico crónico puede dar lugar a un sistema inmunitario y, por tanto, a la enfermedad. Cambia las regiones de tu vida que lo están pidiendo a gritos. Esto incluye la dieta, la nutrición, el trabajo psicológico y el ejercicio físico. Aprenda a sentir sus sentimientos y déjelos ir. Intenta mirar hacia delante en lugar de hacia atrás. Mueve tu cuerpo, camina, estíralo, fortalécelo. Tu cuerpo es, de hecho, el mejor amigo que tienes. Realmente "te cubre la espalda".

    Factor nutricional

    Vuelve a mirar lo que comes. No te limites a llevártelo a la boca; piensa en lo que es bueno para ti, para tu energía, para tu bienestar. Encuentra formas de dar, en lugar de tomar. En serio, no se trata de ti, todo el tiempo. Mira a otra persona, ¿podrías ponerte en su lugar y hacer frente a lo que tiene que hacer? Por algo se llama humanidad. Realiza actos de bondad a diario.

    Mi padre siempre decía que había que hacer al menos 3 buenas acciones cada día. Mantén la puerta abierta para alguien en la oficina de correos; permite que un coche se incorpore a tu carril antes que tú. Dile a un vendedor que tiene unos ojos preciosos.

      ¿Por qué nos besamos?

    Salud mental

    Cambia tu pensamiento de negativo a positivo. Sólo con este simple cambio de actitud te sentirás mucho mejor. Recuerda, si realmente quieres algo grande para ti, y para que hables de ello, el Universo te lo proporcionará si lo pides. Conéctate diariamente con el Gran Espíritu. Con agradecimiento, con una tremenda actitud positiva, sabiendo que eres amado. Respira profundamente, con frecuencia. Esas respiraciones breves, superficiales y llenas de estrés desgastan el cuerpo. Aprende a reír de nuevo. La mejor risa de todas suele ser hacia uno mismo. Mi risa se produce en la última fila de Zumba, cuando intento aprender nuevos pasos de baile y acabo haciendo lo contrario que todos los demás en la fila.

    Haz algo por tu cuenta, sin sentirte culpable. Aprende recompensas que no impliquen comida. O tal vez recompensas que sí implican comida con una cena muy, muy consciente, y el aprecio por lo que se está sirviendo. No te tomes tan en serio. La gente que realmente piensa en esto "como todo eso" suele acabar siendo el blanco de las bromas. Es muy divertido reírse de uno mismo y con uno mismo.

    Tómate el tiempo necesario para disfrutar de las pequeñas cosas sencillas de tu vida. Un estudio ha demostrado que si aprendes a hacerlo, y te tomas la oportunidad de aprender a detectar estos sencillos placeres, cuando los encuentras por la alegría de lo que eres, realmente te hace sentir más feliz. Detente, mira a tu alrededor y observa las maravillas y los milagros que te rodean. Mira y regocíjate en su milagro. Sánate con un tiempo de relajación y respiración.

      ¿Cómo dejar de lado la culpa?

    Meditación

    La meditación es una poderosa herramienta para tratar el desequilibrio hormonal. Siéntate tranquilamente al aire libre y contempla las bellezas de la naturaleza. Respira profundamente. Concéntrese en un elemento natural, como un árbol o una flor. Reflexiona sobre esa cosa y respira profundamente, siente su energía. Intente reflexionar sobre esta cosa de belleza y relájese. Exhala 1.2.3.4.5. Tómate el tiempo que necesites para bajar los hombros y sacarlos de las orejas. Tómate el tiempo que necesites para soltar los dientes y relajar el cuerpo. Busca una zona tranquila. Siéntate o túmbate. Elige una palabra, un sonido o una oración que te relaje. Repítela en voz alta o en silencio. Cierra los ojos y empieza por los pies.

    Relaja los músculos de los pies, los tobillos, las pantorrillas, los muslos, el abdomen, los brazos, los hombros, el cuello y la cabeza. Cuando creas que has terminado, siéntate un momento más y reflexiona sobre cómo te sientes. A medida que transcurre el día, y tus hombros vuelven a estar sobre tus orejas, vuelve a reflexionar sobre este estado de relajación. Calma, relaja todo de nuevo. Respira profundamente y sigue adelante con tu siguiente esfuerzo. Todo se trata del viaje. Se trata de vivir nuestra propia vida. Tómate el tiempo para ti ahora.

     

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